Ante dificultades y problemas que enfrenta México, se debe construir la unidad nacional: Iglesia Católica.

Ante dificultades y problemas que enfrenta México,
se debe construir la unidad nacional: Iglesia Católica

• No se ha podido superar la violencia, la pobreza, la corrupción, la inseguridad y rezagos pendientes, por lo que todos debemos participar en su solución, señala.

Ante las dificultades y problemas que se enfrentan actualmente, la Arquidiócesis de Xalapa invitó a construir la unidad nacional, donde todos los mexicanos, sin excepción alguna, participemos en la solución de los problemas hasta que México tenga vida digna.
En el comunicado dominical emitido por la Oficina de Comunicación Social de esta asociación religiosa, se destaca que “hoy no hemos podidos superar la violencia, la pobreza, la corrupción, la inseguridad y tantos rezagos que siguen pendientes”.
En el documento, signado por el presbítero Juan Beristaín de los Santos, se indica que la meta primera de la existencia del creyente será vivir de la oración en Cristo, con la vida de oración, el creyente tendrá la sabiduría y sensibilidad para transformar todas las circunstancias y contextos que le toquen vivir.
Sostiene que la Iglesia es de Cristo. Ella es alimentada por él con la sagrada escritura y con vida de los sacramentos. Cada día se cree en Cristo. La fe en Cristo es dinámica para cada día. Esta fe nos lleva a vivir como personas redimidas para transformar las condiciones culturales y políticas que nos rodean.
Hace alusión a lo señalado por el Papa Francisco, que nos recuerda y nos deja claro, en su Exhortación Apostólica sobre El llamado a la santidad en el mundo actual, el criterio fundamental y verdadero del creyente en Cristo: “Gracias a Dios, a lo largo de la historia de la Iglesia quedó muy claro que lo que mide la perfección de las personas es su grado de caridad, no la cantidad de datos y conocimientos que acumulen” (Núm. 37).
Esta caridad es dada a cada cristiano por medio del Espíritu Santo para vivir siempre comprometidos en todos los asuntos temporales y espirituales que competen a la comunidad de hombres y mujeres, refiere el documento.
Además, se menciona que los bautizados en Cristo, muerto y resucitado por amor, no pueden vivir en la superficialidad de la vida humana. El creyente, al ser transformado por el amor de Cristo resucitado, debe buscar como tarea fundamental permanecer unido al Resucitado, para poder innovar y encontrar caminos que lo conduzcan a la plenitud de la vida mediante el servicio a los demás, hasta conformar una nueva sociedad más solidaria y fraterna, se concluye.