COVID-19 en su peor momento en comunidades indígenas; sin apoyos económicos y con un precario sistema de salud… 

Tienen que recurrir a la medicina tradicional para curarse de sus males: Javier López. 

Por Irineo Pérez Melo

Xalapa, Ver., La pandemia del COVID-19 pegó demasiado tarde a las comunidades indígenas; en estos momentos enfrentan una situación difícil al no contar con apoyos económicos, tener un sistema precario de salud y falta de medicamentos o de insumos para hacer frente a esta enfermedad, lo cual obligo a recurrir a la medicina tradicional para curarse sus males.

Esto lo aseguró Javier López Ortega, secretario general de la Unión Campesina Indígena Nacional (UCIN), quien dijo que el tema sanitario se volvió grave, “no pueden quedarse en casa porque tienen que trabajar, porque el trabajo en el campo no para y no podían estar en sus casas todo el tiempo”.

En entrevista, el dirigente agrario sostuvo que actualmente, los campesinos indígenas enfrentan una situación sumamente difícil y no se tiene ni siquiera “un curita” que les otorgue las autoridades estatales.

Destaco que, desde el inicio de la pandemia del coronavirus, se solicitó atención para las familias indígenas, pero al contar con un sistema de salud precario y por sus condiciones de alta y muy alta marginación, era imposible atender el “quédate en casa”.

El dirigente de la UCIN mencionó que las familias de las comunidades indígenas de las zonas de Chicontepec, Valle del Uxpanapa, Zongolica y la zona centro, continúan padeciendo los estragos del COVID-19, ya que esta enfermedad llegó tres meses después, a diferencia de otros lugares de la entidad.

Admitió que los servicios de salud se volvieron carísimos, lo que ocasionó que muchos indígenas murieran y no se supo si fue por el coronavirus. El gobierno no estuvo preparado para afrontar la pandemia en las comunidades indígenas. Ahorita está llegando la enfermedad, tres meses después, añadió.

Destacó que en su momento se dijo lo que pasaría con los trabajadores del campo; a los obreros, si podían quedarse en casa y aplicarse las medidas sanitarias correspondientes, pero un cortador de caña, no podía estar usando el gel antibacterial a casa rato, ni cubrebocas, ni tiene acceso a ellos.

“Lamentablemente este llamado no fue escuchado, ocasionando que la gente se esté muriendo sin ser atendidos y sin siquiera estar dentro de las estadísticas, ya que muchos de ellos están falleciendo sin saber que tenían el virus, porque finalmente ellos no se hacen la prueba, no tienen para una prueba que es costosísima y entonces, sí hubo muchísimos muertos”, subrayó.

Y fue más allá, al señalar que el tema se volvió polémico, porque la gente también sufrió discriminación, la gente no quería decir, no quería hacerse la prueba y no había acceso a la salud, y al enfrentar la discriminación y el miedo a ser portadores del virus del COVID-19, muchos de ellos prefirieron no decir nada y continuar sus actividades de manera normal, concluyó.