Sociedad y Estado deben protegerla, no destruirla; lamentable las políticas públicas de muerte que algunos actores promueven en su contra.
Por Irineo Pérez Melo
Xalapa, Ver., La Iglesia Católica inició el 2021 reconociendo el valor tan grande que tiene la familia, quien seguirá siendo el núcleo fundamental de la sociedad, la célula básica que forma a los ciudadanos y escuela fundamental de vida de todo ser humano y en esta crisis sanitaria, causada por el COVID-19, nos ha llevado a afirmar su grandeza.
Lo anterior se desprende del comunicado de prensa emitido por la Oficina de Comunicación Social del Arzobispado de Xalapa, en donde se destaca que la familia es el ámbito natural donde se gesta, cuida y protege la vida.
En el documento, signado por el presbítero José Manuel Suazo Reyes, se menciona que, ante la crisis sanitaria causada por el coronavirus, la familia ha brindado apoyo, cercanía y consuelo.
“La familia ha servido de hospital para atender a los enfermos; ha sacado sus recursos y los ha multiplicado para sostener a aquellos integrantes suyos que perdieron su empleo, la familia ha dado cobijo a los que se quedaron solos o abandonados. La familia ha sido casa de oración, fuente de ternura y escuela de comunión y reconciliación”, refiere el comunicado.
Por todo esto, se indica, la sociedad y el estado, como señala la Declaración Universal de los Derechos Humanos, deben proteger a la familia, no destruirla, por lo que se lamenta las políticas públicas de muerte que algunos actores, desde diferentes ángulos, han estado orquestando en contra de la familia.
“Estas políticas anti familia buscan tener individuos sin vínculos familiares, y por eso fomentan la reducción de la población vía abortos, uniones familiares que no pueden procrear, y aniquilación de ancianos y de enfermos. Parece que su único fin es borrar a la familia”, se añade en el documento.
Además, destaca que en el 2021 será decisivo para los ciudadanos que escogerán a los nuevos diputados federales y locales; los temas de familia, vida, valores y libertades fundamentales serán sin duda motivo de discernimiento serio. Los ciudadanos tendrán que definir su futuro en base a las plataformas y prácticas políticas y a la situación que estamos viviendo.