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La violencia, el desempleo, robos, corrupción y emigración, signos de una condición humana carente de fuerza y esperanza.

La violencia, el desempleo, robos, corrupción y emigración, signos de una condición humana carente de fuerza y esperanza
• Urge buscar la paz que tanto se necesita, ante la ola de violencia que está llegando a las ciudades veracruzanas: Arquidiócesis de Xalapa.

La violencia rampante, la falta de trabajo bien remunerado, los robos, la corrupción, el egoísmo, la emigración de nuestra gente por falta de oportunidades, el engaño y el descarte de los ciudadanos para generar una sociedad más fraterna son signos de una condición humana carente de fuerza que reclaman una verdadera esperanza que debemos poner solo en Dios.
Lo anterior se desprende del comunicado dominical emitido por la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa, en dónde se destaca que tener esperanza significa: Dejarse curar de los males profundos que enferman la naturaleza total de la persona.
“La transformación que Dios nos ofrece en Cristo mediante la gracia del bautismo acontece con signos sencillos. No desconfiemos de la sencillez de la acción de Dios”, refiere el documento asignado por el presbitero Juan Beristain de los Santos.
En dicho comunicado se menciona que solo Dios nos puede reconciliar con Él en Cristo, “para buscar la paz que tanto necesitamos ante las olas de violencia que están llegando hasta nuestras ciudades veracruzanas”.
Se hace alusión a lo dicho por San Ambrosio, quien aconsejaba confiar en la fuerza de Dios con la mirada de la fe: “Que nadie diga: ¡eso es todo! Porque todo está solamente allí donde se encuentra una perfecta inocencia, una piedad total, una gracia plena y completa santificación”.
“Has visto solamente lo que puede verse con los ojos del cuerpo, con la mirada de los hombres; pero no has visto lo que se hace realmente, porque esto no se ve. Éstas son las cosas temporales, mientras que las que no se ven pertenecen a la eternidad”.
En ese tenor se sugiere que “veamos con nuevos ojos la realidad en su totalidad, para transformarla en Cristo hasta que México tenga un desarrollo integral con paz y justicia social, se indica por último.

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