• El neurocientífico participó en el III Encuentro Internacional de Psicología “Retos y desafíos de la psicología en los ámbitos actuales y emergentes”, organizado por la UV 

Karina de la Paz Reyes Díaz 

De acuerdo con el neurocientífico colombiano Santiago Restrepo Garizabal, el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDHA) es el peor diagnosticado por los profesionales de la psicología. 

El presidente de la Red Académica Intercontinental para el Desarrollo Humano, Social y Empresarial (RAIDHSE), compartió la primera ponencia magistral internacional del III Encuentro Internacional de Psicología “Retos y desafíos de la psicología en los ámbitos actuales y emergentes”, ejercicio académico con el que las facultades de Psicología de la Universidad Veracruzana (UV), de las regiones Poza Rica y Veracruz, celebraron su 41 aniversario. 

Su participación tuvo lugar el 20 de octubre y llevó por título “Alteraciones en el desarrollo y su impacto en la educación”, con la moderación de la académica de la UV, Griselda García García. 

Fueron cuatro los temas que desarrolló como parte de su ponencia, desde el punto de vista de la biología: neurociencia y neuroeducación, neurodesarrollo saludable, concepto de “inteligencia” a través del tiempo y alteraciones en el neurodesarrollo. 

Fue en éste que explicó, primeramente, las causas: factores genéticos, perinatales (durante el parto) y postnatales (a partir del parto). Algunas de las principales alteraciones que se presentan en el neurodesarrollo son el síndrome de Down, TDHH y dislexia, entre otros. 

El TDAH, explicó, es un trastorno que se inicia en la infancia y se caracteriza por dificultades para mantener la atención, así como hiperactividad o exceso de movimiento e impulsividad o dificultades en el control de los impulsos.  

Las causas van desde una disfunción cerebral mínima, encefalitis letárgica en la cual queda afectada el área del comportamiento, de ahí la consecuente hipercinesia compensatoria; explosividad en la actividad voluntaria, impulsividad orgánica e incapacidad de estarse quietos. 

“Desde mi experiencia clínica pienso que tal vez es el trastorno peor diagnosticado que hay. Una cantidad inmensa de niños son mal diagnosticados con TDAH y con ello pasan dos cosas horribles: que sean medicados sin necesitarlo (la medicación de ritalina sin necesidad genera consecuencias comportamentales y biológicas), y que esa población infantil sea etiquetada, maltratada y sujeta de intimidación por parte de amistades, profesorado, así como padres y madres de familia. 

“Psicólogos, cuando a ustedes les llegue un caso, si trabajan en el sector educativo o en el clínico, y les mandan a un niño ‘que es hiperactivo’, lo primero que tienen que hacer es una evaluación juiciosa”, dijo a la población estudiantil que le escuchaba. 

Para cerrar dio algunas recomendaciones: amar el servicio de la psicología (lo cual no significa sonreír todo el tiempo), tener aprecio por los seres humanos, tener una preparación integral y una mente abierta para hacer diagnósticos claros. 

“Todos los psicólogos –independientemente de que sean investigadores clínicos, educativos, organizacionales– somos investigadores, porque cuando nos llega una situación tenemos que analizar la causas, lo hechos, las consecuencias para poder determinar las mejores formas de salir adelante.”